En el corazón de la tristemente célebre Squid Game Chamber, Sprunki sólo piensa en una cosa: sobrevivir. En un lugar donde cada esquina esconde una amenaza y cada movimiento podría ser el último, la Cámara del Juego del Calamar no es un lugar para los débiles de corazón. Es un mundo en el que la tensión es máxima y el aire está cargado del terror de lo desconocido. Sin embargo, a pesar del horror que les rodea, Sprunki está decidido a jugar— cueste lo que cueste. El juego es simple en su premisa, pero mortal en su ejecución: corre, coge la moneda y escapa. Parece fácil, ¿verdad? Pero en este reino infernal, nada es tan sencillo.